BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA ALPUJARRA


Los restos más antiguos hallados en La Alpujarra datan de hace 5.000 años aproximadamente. De ellos se desprende que la zona estuvo habitada por tribus neolíticas. Restos de esta época han sido encontrados en la Cueva de los Murciélagos en Albuñol, y de las Campanas y de los Intentos, en Gualchos. También se han encontrado restos prehistóricos pertenecientes a la época del Cobre y del Bronce (Rambla Huarea, Rambla de Albuñol, Barranco de Olías, etc.). De época romana han aparecido asentamientos  como el del cortijo Bordomarela en Torvizcón y la Ermita, en Albuñol. (A. Malpica, Guía General de la Alpujarra, p. 138). Otros restos de origen romano, según Carmen Trillo, han sido encontrados al sur de la vega de Órgiva, así como en la ladera sur del cerro donde se ubica el Fuerte de Juviles y sobre el Peñón Hundido en Tímar; estos últimos posiblemente relacionados con la explotación de la minas de cinabrio.


Sandalia de esparto
(Cueva de los Murciélagos)
Sin embargo, es indudable que la realidad histórica de la Alpujarra se inicia con la dominación musulmana, coincidiendo con este período su época más próspera. La implantación de regadíos y nuevos productos, principalmente la seda, contribuyen en gran medida a esta prosperidad, llegando a tener en 1490 una población aproximada de 49.000 habitantes; que comenzará a reducirse a partir de este año en sucesivas oleadas migratorias.

El territorio se dividió en distritos llamados Tahas (ta'a), unidad político-administrativa de origen nazarí que tras la conquista castellana se mantendría hasta el siglo XVIII, si bien, para esas fechas no se respeta el territorio original. Al frente de estas tahas, había un cadí que representaba la autoridad civil y un alfaquí que era la autoridad religiosa. Trece eran las tahas: Órgiva, Poqueira, Ferreira, Juviles, Ugíjar Andarax, Lúchar, Albolodúy, Marchena, las dos Ceheles (Suhayl y Sahil), Berja y Dalías.
(Ver C. Trillo,La Alpujarra antes y después de la conquista castellana. Granada, Universidad-Diputación, 1994

Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos (1.492), la presencia musulmana tiene los años contados. Granada sufre las duras consecuencias del asedio, y el hambre y el frío hacen que el desánimo se apodere de sus habitantes. El  25 de noviembre de 1491, y tras negociaciones secretas, se firman las capitulaciones. El resultado fue la rendición de la ciudad el 2 de enero de 1.492. El rey Boabdil es obligado a retirarse a Laujar de Andarax; un año más tarde, octubre de 1993, vende sus bienes y embarca para África.

A partir de este momento la situación para los vencidos está rodeada de tensiones y momentos difíciles. La intolerancia de Cisneros, cuyo acto más simbólico fue la quema pública de libros islámicos y una serie de medidas contra los mudéjares, dio lugar a la sublevación de los habitantes del Albaicín el 18 de diciembre de 1499, seguida por la insurrección en la Alpujarra en enero de 1500. El rey Fernando suspendió las capitulaciones y ofreció a los sublevados el bautismo o la expulsión del territorio peninsular. La mayoría optó por la permanencia mediante la "conversión". Los mudéjares bautizados pasaron entonces a ser conocidos con el nombre de moriscos.


Bautismo de moriscos. Grabado de Heylan
Tomando las palabras del profesor Manuel Barrios Aguilera: "La que sigue es una historia conocida y aducida hasta el hastío: sencillamente, la historia de la Alpujarra morisca, casi tanto como decir la Granada morisca (y su Reino), tal es el papel de paradigma del espacio alpujarreño en este período tan brillante como desdichado, pues a nadie se oculta que la densa problemática que encierran las siete décadas que van de la rebelión de 1.500 a la expulsión de la de la comunidad morisca del Reino granadino halla en la Alpujarra su expresión más acabada")









                                                                           

                                            

 

                                                                                                             La sublevación morisca

HISTORIA   DE   LA

REBELION Y CASTIGO DE LOS MORISCOS DEL REINO DE GRANADA,


DIRIGIDA

A DON JUAN DE CARDENAS Y ZUÑIGA,

Conde de Miranda, marqués de la Bañeza, del consejo de Estado del Rey nuestro señor, y su presidente en los reales consejos de Castilla y de Italia:

HECHA

POR LUIS DE MARMOL CARVAJAL

ANDANTE EN CORTE DE SU MAJESTAD

Capítulo XI (Pag. 99)

Cómo se alzaron los lugares de la taa de Jubíles, y la descripción della

La taa de Jubíles confina á poniente con las taas de Poqueira y Ferreira, a tramontana tiene la Sierra Nevada, al mediodía el Cehel y á levante la taa de Ujijar de Albacete. Es tierra de muchas sierras y peñas, especialmente á la parte de Sierra Nevada. Hay en ellas veinte lugares llamados Válor, Viñas y Exen, Mecina de Bombarón, Yátor, Narila Cádiar, Timen, Portel, GorCo, Cuxurio, Bérchules, Alcútar, Lóbras, Nieles, Castaras, Notaes, Trevélez y Jubiles, que es la cabeza.

Hacia la parte de Bérchules hay grandes cuevas, que naturaleza hizo y fortaleció entre las peñas en lugares muy secretos, donde los moriscos tenian recogidos muchos bastimentos para el tiempo de la necesidad. A la parte de levante y mediodía cerca esta taa un rio que nace en lo mas alto de Sierra Nevada , junto al puerto de Loh que quiere decir puerto de la Tabla, porque está una tabla de tierra llana en lo mas alto dél, por donde se atraviesa la Sierra Nevada, yendo de Guadix á La Alpujarra.

Este rio es el que llaman de Cádiar, y entre él y el que dijimos que baja de junto a Trevélez y cerca las taas de Poqueira y Ferreira, está la taa de Jubíles, la cual es abundante de pan, trigo, cebada, panizo y alcandia, y de mucho ganado; mas tiene muy pocas arboledas, y la seda que alli se cria no es tan buena como la de las otras taas, especialinente la del proprio lugar de Jubíles.

Jubiles es el lugar principal desta taa, donde se ven las ruinas de un castillo antiguo, en un sitio asaz grande y fuerte, en el cual dicen los moriscos antiguos que habia en tiempo de moros un alcaide y gente de guerra para tener sujetos los lugares de aquel partido, que eran los mas inquietos de la Alpujarra, bárbaros y bestiales sobremanera. Levantáronse los moriscos deste lugar y de los otros desta taa el viérnes víspera de Navidad, cuando los monfís hubieron muerto los cristianos que fueron a alojarse á Cadiar con el capitan Herrera, y lo primero que hicieron fué robar la iglesia y destruir cuanto habia en ella. Luego corrieron a las casas de loscristianos que moraban en el lugar, y no con menor cudicia que ira las saquearon, y prendiéndolos, los metieron en la iglesia con gente de guardia, y allí los tuvieron algunos días, predicándoles su seta y amonestándoles que se volviesen moros, hasta tanto que volvió Farax, y mandó que los matasen a todos; y por su órden los mataron el juéves 30 dias del mes de diciembre. Los primeros fueron el beneficiado Salvador Rodríguez y el cura Martin Romero, y su sacrístan Andrés Monje. Lleváronlos desnudos en cueros, las manos atadas atrás, á una haza que estaba cerca de la iglesia , y allí los acabaron á cuchilladas, y con ellos otros dos legos. Y teniendo ya en aquel lugar para hacer lo mesmo de otros cristianos de los que tenian presos, acertó á pasar por allí don Hernando el Zaguer, que andaba requiriendo aquellos pueblos, y se los quitó y los entregó á un morisco del lugar, para que tuviese cargo de guardarlos hasta que se los pidiese. Estas crueldades que Aben Farax hacia, no aplacían nada al Zaguer; antes le aborrecía por ello á él y á los que con él andaban; mas no osaba contradecírselo, porque temía que los moros rebelados se lo ternían á mal, y dirían que favorecía a los cristianos, ó que se apiadaba delIos; y por el mesmo caso, haciéndose á la parte de Aben Farax, le alzarían por su gobernador, por ser hombre enemigo y perseguidor del nombre cristiano.

Los del lugar de Alcútar se alzaron el mesmo día que los de Jubíles, robaron la iglesia, hicieron pedazos los retablos y imágines, destruyeron todas las cosas sagradas, y no dejaron maldad ni sacrilegio que no cometieron en compañía de los monfís y de Esteban Partal, su capitan. Fueron á casa del vicario Diego de Montoya, beneficiado de aquel lugar, y entrándola por fuerza, le mataron de una saetada. Prendieron al Licenciado Montoya, su sobrino, y cortáronle una mano; saquearon cuanto tenían. Tomaron vivos a Juan de Montoya, beneficiado del lugar de Cuxurío de Bérchul que se halló allí a la sazon y a otros cristianos y cristianas que vivian en él, y llevándolos después á matar al lugar de Cuxurio con otros captivos, como se dirá adelante, mostraban gran sentimiento de pesar por no haber prendido al vicario Diego de Montoya, porque quisieran tomar muy de espacio venganza en el.

Tambíen se alzaron los del lugar de Narila el viernes en la noche, los cuales destruyeron y robaron la iglesia y las casas de los cristianos, y prendiéndolos á todos, y entre ellos á un clérigo de misa llamado Cebrian Sanchez, los llevaron maniatados al lugar de Alcútar; y habiéndolos tenido allí predicándoles su seta y persuadiéndos que se tornasen moros, y amenazándoles que si no se hacian les darian cruelísimas muertes,cuando vieron que les aprovechaban poco sus persuasiones y amenazas, desnudaron todos los hombres en cueros, y los llevaron, las manos atadas atrás, al lugar de Cuxurio, donde los mataron; siendo autores desta maldad Lope y Gonzalo Seniz, vecinos de Cuxurio de Bérchul, que fueron crueles perseguidores de cristianos, y caudillos de monfis.

El lugar de Cuxurio de Bérchul se alzó cuando los otros desta taa, y los rebeldes dichos con cruelísima rabia entraron lo primero en la iglesia, y haciendo pedazos los retablos y las imágines y la pila del santo baptismo, quebraron el arca del Santísimo Sacramento, y no hallando la sagrada hostia de la Eucaristía, que la habia consumido el beneficiado Pedro Crespo, arrojaron con menosprecio y desden todas las cosas sagradas por el suelo. Luego fueron á saquear las casas de los cristianos, y prendieron al beneficiado, que se habia escondido en casa de un morisco su amigo, y le mataron cruelísiamente. A este lugar llevaron los cristianos que habían captivado en el lugar de Alcútar y Narila, y los mataron á todos delante de la iglesia. Al beneficiado Juan de Montoya, que habia sido preso en Alcútar, sacó uno de aquellos herejes el ojo derecho con un puñal, y luego les tiraron á todos al terrero con las ballestas y con los arcabuces, estando presentes á ello Esteban Partal y Lope el Seniz y otros capitanes de monfís.

Los de Mecina de Bombaron se alzaron tambíen el viérnes en la noche, saquearon luego la iglesia, quebraron los retablos, despedazaron las venerables imágines, deshicieron los altares , y finalmente destruyeron y robaron todas las cosas sagradas; y hallando á los cristianos descuidados, los prendieron á todos y les saquearon las casas. En este lugar arbolaron los rebeldes una bandera de tafetan carmesí bordada de hilo de oro, y en medio un castillo con tres torres de plata, que la tenían guardada de tiempo de moros, y el que la tenía se llamaba Andrés Hami, vecino del mesmo lugar. Prendieron al beneficiado Francisco de Cervilla en su casa, y atándole las manos atrás, le dieron muchos bofetones y palos, y le llevaron de aposento en aposento, hasta que les entregó el dinero y la ropa que tenía; y después sacándole fuera, se adelantó un moro que solía ser grande amigo suyo, y haciéndose encontradizo con él en el umbral de la puerta, le atravesó una espada por el cuerpo diciéndole : "Toma, amigo; que mas vale que te mate yo que otro;" y allí le acabaron de matar los sacrílegos á pedradas y cuchilladas. Y no contentos con esto, tomó uno de los que allí estaban un palo, y le quebrantó todo el cuerpo á palos desde los piés hasta la cabeza; y otro dia de mañana le sacaron arrastrando fuera del lugar, y le echaron en un barranco. No mucho después mataron todos los cristianos que tenian captivos, y entre ellos al beneficiado Juan Gomez el viejo y al cura Juan Palomo, haciendo en ellos mil géneros de vituperios y crueldades. Fué cruel perseguidor de cristianos en este lugar Miguel Daloy, alguacil dél.

El lugar de Válor está en dos barrios; el alto y el bajo; entrambos se alzaron el viérnes en la noche. Los cristianos clérigos y legos que allí moraban se recogieron, en sintiendo el alboroto, a la torre de la iglesia del barrio bajo, donde estuvieron con harto cuidado aquella noche. Los moros saquearon y robaron la iglesia del barrio alto y las casas de los cristianos; y otro día de mañana los cercaron en la torre, y asegurándoles Bernardino Abenzaba que no les harían níngun mal, los captivaron a todos; y desque hubieron destruído y robado tambien aquella iglesia, los llevaron maniatados a unas casas, y allí les predicaron algunos días la seta de Mahoma; y viendo que aprovechaba poco su predicacion, porque todos decían que eran cristianos y que habían de morir por Jesucristo, sacaron los herejes a los hombres desnudos y maniatados fuera del lugar, y poniéndolos á terrero, les tiraron con arcabuces y ballestas. Los primeros que mataron fueron tres beneficiados, llamados el bachiller Delgado, Alonso García y Tejerína, y dos sacristanes, que el uno se decía Francisco de Almansa. Deste lugar era natural don Hernando de Válor, mas no se halló allí aquel día; y si bien se hallara, no dejaran de hacer estas crueldades, a las cuales no quería contradecir, por tener el pueblo mas culpado, mas oblígado, y con menos confianza de perdon; y por esta razon, si unas veces las permitía, otras muchas las mandaba hacer, porque le tuviesen por enemigo de cristianos.

El mesmo día y en la mesma hora que se alzó Válor, se alzaron los lugares de Yégen y Yátor, en los cuales no fueron menores las crueldades que usaron los enemigos de Dios. Destruyeron y robaron las iglesias y las casas de los cristianos, captiváronlos a todos, y haciéndoles muchos malos tratamientos, vinieron después a darles cruelísima muerte; y entre ellos mataron al bachiller Bravo y a su sacrístan, y un vecino que se decía Juan de Montoya, que se escapó herido de una saetada en la cabeza, fué ¿parar á Ujíjar, donde tambien fué muerto con otros muchos cristianos que allí había.