LA TIERRA        

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                                   Mapa de Nieles elaborado por el capellán Manuel Rodríguez Mesqua
                                   para 
el Diccionario Geográfico de Tomás López ( 5 de noviembre de 1791)

                        

"Las estaciones más ocupadas eran el final de la primavera y el comienzo del verano. Las judías, cuyas flores perfumaban el ambiente por Pascua, una vez recogidas dejaban sitio a las patatas. Había que sembrar al mismo tiempo los tomates, los pimientos, las berenjenas, habichuelas, melones y sandías. Después venía la siega del trigo e inmediatamente había que levantar los rastrojos con el arado para sembrar el maíz, se recolectaban las lentejas, los garbanzos, las algarrobas, seguido todo ello por la gran celebración de la parva. Casi al mismo tiempo, las uvas, que crecían en los emparrados, se regaban , se recogían, y se pisaban en los lagares, y se almacenaban todos los demás frutos de otoño. Los tomates, los pimientos y los higos, se extendían en esteras sobre las azoteas, puestos a secar. Las castañas se vendían, y las cebollas, ajos y patatas se sacaban de la tierra y se vendían o almacenaban."

(Gerald Brenan, Al sur de Granada, Siglo XXI, 1982, pag 67.)


Las primeras noticias sobre la agricultura en la Alpujarra, datan de la mitad del siglo X, y hablan de una agricultura de regadío en la que se cultivan distintas especies. Se trataba de una agricultura de autoabastecimiento, aunque se comerciaba con la seda, uvas e higos secos. Los cereales (trigo, panizo, alcandia, cebada y centeno) se cultivaban en regadío y de forma intensiva, obteniendo dos cosechas anuales.

Los árboles suponían una parte muy importante del área cultivada, siendo el alacer (impuesto mudejar sobre las vides y los árboles, excepto el olivo) cobrado por ellos, la renta más alta de los impuestos agrícolas, lo que indica el importante rendimiento obtenido de los mismos. Los morales eran los más abundantes, especialmente en la taha de Juviles, ya que de ellos se obtenía la hoja para la cría del gusano de seda. Así en el libro de apeo de Cástaras y Nieles, la morera es con gran diferencia el árbol más abundante en las tierras repartidas. La producción sedera era una importante actividad económica, estando controlada la venta de las seda, que solo podía realizarse en Granada, Almería y Málaga. El olivo es el segundo árbol en importancia, el cual se cultivaba como en nuestro días, en combinación con otros cultivos como cereales o leguminosas, y generalmente en regadío.

El tercer árbol en importancia, y muy presente en Nieles, es la higuera. Ya en 1501, en el inventario de bienes habices que mandan realizar los reyes Católicos, se cita este árbol en relación a la alquería de Nieles: "un tercio en quatro higueritas en un pedaço de tierra de secano que es el terçio de la yglesia e caminos de media arrova de sembradura" . Sus frutos se consumían frescos y secos, siendo hoy en día muy apreciados los higos secos de Nieles.

La lista de árboles se cierra con los almeces, nogales, cerezos, álamos y granados, sin olvidar la encina, cuyo fruto se ha utilizado para alimentar el ganado, pero también para la alimentación humana. Además su madera se ha utilizado en la fabricación de aperos de labranza, siendo la especie más importante del bosque original mediterráneo de nuestra península.

Hoy el panorama no ha cambiado demasiado, si bien los morales escasean, mientras que el almendro se incorpora como otro de los árboles predominantes. Finalmente la vid se extendía por la Alpujarra Baja, aumentando su cultivo con la repoblación castellana.

El actual paisaje agrícola de Nieles se caracteriza por el aprovechamiento de la tierra.
La construcción de bancales sujetados por balates de mampostería en seco, permite el aprovechamiento de un suelo en ladera, difícilmente cultivable de otro modo, y permite el riego controlado de la tierra.


 

 

 

 

 

 

 

            Segando avena


Desde la Coronilla hasta el Arroyo de Nieles, desde Las Yeseras y la Lámpara hasta Las Ánimas, el paisaje de Nieles está tallado por el esfuerzo de sus habitantes, que durante siglos han ido construyendo bancales sobre los que cultivar olivos, almendros, higueras, cereales, leguminosas y hortalizas. Hoy la tierra cultivada se va reduciendo a los espacios más cercanos al núcleo urbano o con acceso en vehículo. Atrás quedan los tiempos recordados con nostalgia, en los que ningún bancal de riego, ni fanega de secano quedaba sin cultivar y la sabia terquedad de la naturaleza vuelve a llenar la tierra con chaparros, retamas, gayumbas, etc, volviendo al monte primitivo que con tanto esfuerzo transformaron los habitantes de Nieles.