COPIAR Y PEGAR

    Hubo un tiempo que la palabra "periodismo" o "periodista" era sinónimo de ética, ingenio, cultura, investigación, saber escribir, ... Pero hoy en día, gracias a "Bill Gate" e internet, cualquiera que sepa "copiar y pegar" te monta un artículo de prensa en 5 minutos y se queda tan pancho, bajo el supuesto amparo de "no revelar sus fuentes de información", despreciando a todos aquellos auténticos compañeros de profesión que llegan a dar su vida por obtener una noticia, de propia mano, veraz y fehaciente.

    Como ejemplo de esta afirmación sirva el siguiente artículo aparecido el día 25 de Marzo de 2004, en un suplemento del diario Granada Hoy, titulado "La Alpujarra, última frontera", en cuyas páginas 6 y 7 (de un total de 8) se proclaman autores del texto que exponemos seguidamente, que han "fusilado" íntegramente de nuestra página web dedicado a la Arquitectura Alpujarreña, y en el que han realizado solamente ínfimas aportaciones.

    No obstante hemos de reconocer que pudo tratarse de un simple "error" ya que, tras sendos correos electrónicos al autor y al director del diario, al día siguiente apareció una pequeña nota aclaratoria en la página 20 que decía: "El reportaje titulado 'El ingenio contra las montañas granadinas', que aparecía en la edición de ayer de GRANADA HOY, dentro del suplemento especial sobre la Alpujarra (paginas 6 y 7), corresponde a la dirección http://geo.ya.com/timar, página web del municipio alpujarreño de Tímar, un pequeño pueblo de la provincia de Granada enclavado en pleno corazón de la comarca, en la vertiente Sur de Sierra Nevada, cuyos orígenes se remontan a la época romana."

    Para dejar constancia de estos hechos hemos recogido el citado artículo, resaltado en "negrita" las modificaciones que el supuesto "autor" introdujo en el texto original y entre corchetes y "tachado" lo que suprimió (respecto de la versión existente en esa fecha); por claridad hemos omitido algunas diferencias de puntuación. ¡Juzgue y decida por usted mismo!.



Granada Hoy - Suplemento 25 / 3/ 2004

El ingenio contra las montañas granadinas

Sin lugar a dudas, uno de los motivos por los que la Alpujarra cautiva a todo aquel que se acerca a conocerla es la belleza de sus paisajes y la singularidad de sus moradas y construcciones, que tienen la extraña y misteriosa capacidad de transportar al visitante [las cuales nos transportan] en el tiempo haciéndonos rememorar épocas medievales y recónditos paisajes de Atlas norteafricano. Sobre todo, antes de que la zona se vea [verse] arrastrada por el desenfreno urbanístico que irremisiblemente la invade.

[Antecedentes]

Antes de entrar en una descripción más pormenorizada y como paso previo para entender la arquitectura alpujarreña, hay que tener presente una serie de circunstancias históricas y aspectos socioeconómicos que en gran medida la han condicionado e influenciado, confiriéndole su singular fisonomía. Entre estos factores cabría destacar que el diseño de las viviendas y de los núcleos urbanos en general mantienen una fortísima herencia morisca, pueblo que, a fin de cuentas, era el anterior poblador [(los anteriores pobladores)] de toda esta comarca, que en muchos lugares ha trascendido prácticamente inalterada hasta nuestros días.
Las guerras previas que ocasionaron la expulsión de los moriscos originaron, también, y como daño colateral, [originó] que multitud de construcciones de todo tipo fueran arrasadas, por lo que, al ser reconstruidas posteriormente, tuviero que ser empleado (*) los escasos medios y pobres recursos disponibles en aquellos momentos.

Aislamiento

Las condiciones de aislamiento y pobreza que padecieron durante muchos años los nuevos pobladores de la región [(F. Rodríguez: pg. 217)] quedaron plasmados en los materiales y diseño de las construcciones que erigieron.
Las sucesivas divisiones y reparto de los bienes entre los herederos llevó, con el paso tiempo, al fraccionamiento e imbricación de muchas viviendas, constituyendo algunas de ellas auténticos puzzles tridimensionales.

[Morfología]

Hay que observar, además de los ya mencionados criterios históricos, otros que saltan al la vista de todo visitante: los pueblos de la Alpujarra intentan encaramarse a las líneas vertiginosas de las montañas de la sierra.
En líneas generales los pueblos de la Alpujarra se caracterizan por su distribución, a modo de cascada, sobre las laderas montañosas de Sierra Nevada y de la Contraviesa, acomodándose a la orografía del terreno y orientados preferentemente hacia el sur o hacia el este, de forma que aprovechan al máximo la luz solar.

Ubicación

Su ubicación está predeterminada en gran mediada por la disponibilidad o facilidad de acceso al agua, elemento indispensable para la agricultura, base de la economía de sus pobladores, y procurando evitar, en la medida de lo posible, restar superficie a las escasas y valiosas tierras de labor.
La formación de los pueblos viene provocada, por tanto, más que por un afán urbanizador racionalizado, a la acumulación de casas, una junto a otra, dejando el espacio entre ellas de forma que pueda pasar un grupo de personas o un animal con su carga. Mayoritariamente los pueblos se forman por la aglomeración de casas, usualmente carentes de patio o jardín, pegadas unas con otras y dispuestas de forma más o menos linear siguiendo las curvas de nivel del terreno, aunque aprovechando sus irregularidades, pero sin un esquema de construcción claro ni predefinido.
Las calles son estrechas [(apenas dejan el paso de las bestias de carga)] por lo apuntado anteriormente y zigzagueantes, ya que siempre es mejor subir una empinada ladera de esa forma que no con una línea recta, salvando así mejor la difícil orografía del terreno. [(para poder salvar con más facilidad los fuertes desniveles del terreno)] Con una distribución anárquica e irregular en las que son frecuentes los 'tinaos' [(como el de la siguiente foto)], que a modo de pórticos enlazan unas edificaciones con otras, así como la aparición de todo tipo de recovecos que confunden y embelesan al visitante.
Las casas, de una o dos plantas de altura (excepcionalmente tres), están construidas con muros de argamasa o bien de piedras en bruto [(que reciben la denominación de mampuestos)], que son conocidos como mampuestos en función de la disponibilidad de estos elementos; creciendo en volumen mediante el ensamblaje de elementos geométricos de estructura más o menos cúbica, los cuales se cierran mediante techos planos que reciben la denominación de 'terraos' [(a los que les dedicamos seguidamente todo un apartado)] recubiertos de una tierra impermeabilizante llamada láuna, muy abundante en toda la comarca. No obstante, la pobreza del mortero y demás elementos estructurales le confiere a las viviendas una gran plasticidad y flexibilidad lo que les permite absorber las
posibles deformaciones del terreno y que les da una gran inercia térmica, haciéndolas templadas en invierno y frescas en verano.
Exteriormente, las fachadas están mayoritariamente encaladas [con cal] y disponen de un zócalo o banda, de aproximadamente de un metro de altura, de color gris (al ser "coloreado" con láuna o, más recientemente, cemento líquido), para evitar que la blancura de sus paredes se manche o estropee, al frotarse los animales contra ellas. Usualmente las construcciones en la alta montaña son de piedra vista, llegando los muros incluso a carecer de argamasa, en las edificaciones más pobres.

Altura

Normalmente las casas más importantes del pueblo junto con la iglesia, el ayuntamiento y las escuelas, suelen ser las más altas, llegando a tener tres plantas de altura y tejado a doble vertiente con cubierta de tejas.
Los muros y paredes maestras de las casas tienen un gran espesor superando los 50-60 cm. de anchura, lo que les permite a sus ocupantes la construcción de basares, alacenas (con puertas), repisas, etc. en cualquier sitio que se considerase oportuno. Por contra, los tabiques internos se realizaban de cañizo recubierto de yeso o, más recientemente, con ladrillos ligeros. Por regla general no suelen existen (*) puertas entre las distintas dependencias, separándose estas simplemente mediante cortinas hechas de jarapa [y normalmente]. Además, la norma general es que las ventanas sean pequeñas, distribuidas de manera irregular, siendo mucho menos frecuente los balcones, que de existir suelen carecer de voladizo.

Distribución

La distribución interior puede ser muy variable, aunque por lo general una distribución típica respondería a un [al siguiente] diseño organizado en tres sectores básicos:
Por un lado, las cuadras y las diferentes dependencias de los diversos animales domésticos se encuentran en la planta baja con un acceso directo a la calle, tras pasar un portal que también puede ser llamado [denominado] vestíbulo o zaguán con el suelo empedrado, más o menos grande, para permitir un fácil acceso con las bestias (incluso cargadas) a las cuadras.
En segundo lugar, los dormitorios se ubicaban frecuentemente sobre las cuadras, para así aprovechar el calor natural desprendido en las mismas y poder vigilar con más facilidad los animales. De hecho solía existir un pequeño orificio en el suelo que comunicaba directamente con [estas] las 'habitaciones' de las bestias y permitía escucharlos mucho mejor.
Por último, la cocina suele ser la dependencia más importante de la vivienda, ya que por ser de mayor tamaño en ella se encuentra la chimenea, y ocasionalmente el horno para cocer el pan, sirviendo como de punto de reunión para distintos menesteres agrícolas y hogareños; ubicándose en la planta baja o en el primer piso (según convenga a la fisonomía de la vivienda).
Finalmente la planta superior o cámara se dedicaba, por completo o parcialmente, a granero (troje) para almacenar los diferentes productos agrícolas.
Por su disposición en ladera y cuando su ubicación lo permite, en las plantas superiores de las casas suele existir una segunda puerta que comunica con el exterior y que se utiliza para facilitar el acceso a la vivienda desde alguna calle que se encuentre a ese nivel. Además, como ya se ha señalado, al estar el almacén en la parte superior de la vivienda, se facilitaba, con este segundo acceso, una carga y descarga mucho más ágil, rápida y que implicaba mucho menos esfuerzo.

Blanqueo

Interiormente, todas las paredes de la vivienda se blanquean con cal. Incluidas las cuadras, principalmente por motivos de higiene. De manera ocasional las paredes también pueden ser coloreadas [ocasionalmente se colorean] de azul con añil. De forma análoga los techos también se blanquean (para preservar su estructura de cañizo y madera) o bien se coloreaban [de un color oscuro] de una tonalidad oscura, normalmente ocre . Para conseguirlo, se empleaba o bien[(empleando para ello] escorias de las fábricas de mercurio, [en Tímar y sus alrededores, y] o bien mezclas de sales férricas con cal [en otras partes] dependiendo de la zona de la Alpujarra en la que la vivienda se encuentre. La principal función a la hora de oscurecer el techo de la casa en su parte exterior era, para enmascarar el hollín producido por la combustión en la chimenea y lámparas de aceite muy usadas antaño.
Por sus especiales características térmicas y elásticas, este tipo de [arcillas] materiales también eran empleadas para el recubrimiento externo de los hornos de pan [(como el de la foto adjunta; que afortunadamente ha sido conservado y restaurado por nuestros amigos Ismael y Mercedes -para localizarlos puede utilizar el plano del pueblo-)] los cuales realizaban simultáneamente las funciones tanto de horno como de chimenea de la vivienda [, tal como se puede observar en el siguiente esquema de construcción de los mismos:]


    No obstante, la aparición de está página en prensa nos confirma, en buena medida, la posible calidad de la labor que estamos realizando; aunque sean otros "...", los que se aprovechen de ella y con un mínimo reconocimiento "colateral" a sus auténticos creadores.

Avance secuencial
Enlace a prensa 2003/08/17
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(*)   Errores de sintaxis trascritos, tal cual, de la web original y que lógicamente ya hemos subsanado.