La repoblación de Cástaras y Nieles

Ante el despoblamiento producido tras la expulsión de los moriscos,  la corona decidió repoblar el Reino de Granada con personas venidas desde diferentes puntos del Reino de Castilla, para ello se dictaron una serie de disposiciones legales y documentos como son  los libros de apeo y repartimiento o libros de población, en los cuales se registran los bienes confiscados a los moriscos y el traspaso de esas propiedades a los repobladores castellanos, así como el amojonamiento del término, las condiciones de la población y el memorial de pobladores, entre otros documentos. El libro de apeo y repartimiento de Cástaras y Nieles  contiene con fecha 20 de marzo de 1574  y firmada en Granada,  la orden por la que se establece que  Cástaras y Nieles formen un solo término:  Se debe de hacer del término de ambos lugares un solo término, redondo y conocido. En esa misma orden se determina que el término sea repoblado por 36 nuevos pobladores los cuales  tenían diversas procedencias: 12 eran de Jaén, 5 de Granada, 2 de Córdoba y 17 del resto de la corona (Galicia, Oviedo, y Cuenca),  existiendo entre ellos un poblador de origen italiano  llamado Angelo Napolitano, al cual se le adjudicaron propiedades en Cástaras y Nieles, y  que muy probablemente era un soldado de los tercios de Nápoles de don Juan de Austria.  

                                   Panorámica de Nieles con la vega al fondo

Entre los 36 repobladores se repartieron 46 suertes o lotes formadas por tierras y casas, de modo que cada suerte tenía, además de una casa, 17 marjales de riego, catorce marjales de viñas, siete fanegas de secano, cuatro onzas de cría de seda, y cuatro olivos. Pero aquellas suertes estaban formadas por casas en su mayor parte caídas, y por tierras abandonadas, recordemos que la guerra se inició en 1568  y la repoblación se produce en 1574, es decir, habían pasado más de dos años de guerra y cuatro de abandono: Y el lugar de Cástaras tenía en tiempo de moriscos setenta y seis vecinos con los tres barrios, y el lugar de Nieles tenía veinticinco vecinos que son por todos ciento un vecinos y de presente están las casa de ambos lugares caídas y hundidas e inhabitables y habrá diez o doce casas habitables en dichos lugares y todas las demás para poder habitar tienen necesidad de reparos, unas mucho más que otras”. Como vemos, de una población de 101 vecinos que equivale a unas quinientas personas, tan solo 10 o doce casas quedaron habitables, esto nos da una idea de la repercusión que la guerra de la Alpujarra tuvo en Cástaras y Nieles, y de las duras condiciones de vida que padecieron aquellos repobladores, más aún si tenemos en cuenta, que la agricultura morisca estaba basada en el regadío, y en cultivos como el de  la seda  cuya técnica era desconocida para los repobladores castellanos. Esta situación motivó el abandono de algunos pobladores, y así en 1587, trece años después, la población de Cástaras y Nieles había descendido de 36 vecinos a 24, 11 en Cástaras y 13 en Nieles. (Las parroquias de las diócesis de Granada. Informe eclesiástico de 17 de abril de 1587). 

                                                                                                      

                                    Relación de los nuevos pobladores contenida en el Libro de Apeo                                 

                                                                         

REPOBLADOR

PROCEDENCIA

SUERTES

Gutiérrez Solís

Pedro Martínez

Antonio de Padilla

Juan Gómez Leiba

Álvaro Rodríguez de Quiñones

Bernabé Martínez

Alonso de Leiva

Pedro de Padilla

Lázaro Román

Francisco Rodríguez

Álvaro Gil

Diego González

Diego López

Francisco Ruiz de Orencia

Miguel Sánchez

Juan Caballero

Sebastián del Campo

Francisco Delgado

Juan Delgado

Juan de Figueroa

Antonio Osorio

Francisco Martín

Francisco Hernández

Andrés de Zaragoza

Gil Martín

Alonso Carrasco

Angelo Napolitano

Martín de Ortega

Miguel Sánchez de Fuensalida

Lucas Martínez

Juan de San Martín

Al Beneficiado

Al Sacristán

Francisco de Santa Cruz

Eugenio de Leiva

Mateo de Padilla

 

Oviedo

Alcalá La Real

Cazorla

Écija

Ríoseco

Cuenca

Huelma

Cazorla

Antequera

Galicia

Galicia

Cuenca

Alcalá La Real

Alcalá La Real

Baena

Jódar

Torredelaguna

Antequera

Antequera

La Alcarria

La Alcarria

Campanario

Cazorla

Baena

Alcaudete

Cuenca

Nápoles

Alcalá la Real

Porcuna

Cuenca

Tremiño

 

 

Sevilla

Bedmar

Cazorla

4 suertes

2 suertes

2 suertes

2 suertes

2 suertes

1 suerte y ¼ de suerte

1 suerte y ¼ de suerte

1 suerte y ¼ de suerte

1 suerte y ¼ de suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

1 suerte

La tierra repartida en Cástaras y Nieles estaba compuesta por 869 marjales de tierra de riego, 598 de viñas, 293 fanegas de secano, 2439 morales (179 onzas de hojas de cría de seda) y 236 olivos. El paisaje se caracterizaba por la abundancia de los morales, árbol del cual existían cerca de 2500 ejemplares y que suministraban la hoja para la cría del gusano de seda, actividad de gran importancia para la economía morisca; sin embargo, no se cita el almendro, tan abundante hoy en día, y respecto del olivo se dice que existen tan solo 180 árboles.  Todas las suertes contenían dos marjales de huerto situado junto a las casas, configurando un espacio agrícola formado por numerosos huertos dedicados al cultivo de hortalizas, y plantados principalmente de morales. La tierra de riego se extendía por la vega, en el entorno inmediato al núcleo urbano. En Nieles, la vega se extendía hacia el río, por debajo de las casas, y junto al antiguo camino de Juviles; utilizando el  agua de la fuente y de los arroyos de Las Yeseras y El Chorrillo.  

Fuente de arriba de Nieles     

Cuando se inició la repoblación, una de las primeras cuestiones que hubo que resolver fue la delimitación del término, es decir el amojonamiento del mismo, para ello se designaron los denominados conocedores, que eran  personas que por su conocimiento del territorio, podían atestiguar las lindes de los términos. En el amojonamiento de Cástaras y Nieles con Almegíjar y Notáez, participó un morisco de Notáez llamado Miguel de Madrid y un cristiano viejo originario de Cástaras llamado Juan de Villarreal, que por su apellido, es muy probable que diera nombre a los prados de Villarreal. La descripción hecha del término, es básicamente idéntica a la actual y "viene siendo así desde tiempo inmemorial". Al relacionar el Libro de Apeo de Juviles con el de Cástaras y Nieles, se obtiene una pequeña, aunque muy precisa referencia, de la linde que existía entre el término de Cástaras y Nieles: Dice así el Libro de Juviles: “ E prosiguiendo la dicha mojonera viene de allí cortando aguas vertientes al lugar de Juviles e al lugar de Cástaras a dar a un cerrillo que está por cima del camino que va a Cástaras de Juviles e de allí viene a un arroyo abajo que es el arroyo del lugar de Nieles donde va un saltadero de agua.” Se describe el paso de la linde entre Cástaras y Nieles por un punto  situado entre el cerro Mancilla y el Cerrajón.

Pero además de las lindes del término de Cástaras y Nieles había que conocer las haciendas que pertenecieron a cristianos viejos e iglesias, ya que estas haciendas no entraban en el repartimiento a los nuevos pobladores y había que diferenciarlas de las que pertenecieron a los moriscos. Para esta tarea se designó, entre otros a  la morisca Catalina García, vecina y originaria de Cástaras, la cual conocía muchas de las haciendas que eran de cristianos viejos e iglesias, porque había recogido en ellas la hoja de los morales y llevado de comer muchas veces a la gente.  Para las haciendas cercanas a Lobras y Tímar se recurrió al Guarda de campo Miguel García, que residía en Lobras,  el cual dijo que no conocía otras  personas que pudieran conocer dichas haciendas, porque mataron a los cristianos viejos que había y a los moriscos los llevaron tierra adentro a Castilla.   

La estructura urbana era muy similar a la actual, así en Cástaras existían los tres barrios actuales, alto, medio y bajo, si bien, parece que el barrio alto no fue habitado por los primeros repobladores, los cuales se concentraron en su mayor parte en el barrio bajo, y especialmente en las casas situadas en torno a la plaza y a la placeta, estos dos espacios, que configuran hoy en día la estructura del Barrio bajo de Cástaras, ya existían en el siglo XVI, y así se describe: y se le adjudican dos casas que están juntas que eran de moriscos que alindan con la placeta donde está  la morada de Angelo Napolitano, y con la plaza pública.  

En Nieles se menciona las eras, la iglesia que tenía un horno adosado a ella y la acequia que cruza por el pueblo, y que hoy  en día se encuentra cubierta. También se citan los caminos, como el camino real a Granada, el camino real a Trevélez, el camino a Nieles, a Notáez, Pórtugos, Tímar, Juviles, etc, los mismos caminos que aún hoy perduran, como el caminillo viejo, que es citado como el camino que va a Nieles desde el Barrio Medio.

No se hace ninguna mención a la acequia real, de la cual se tienen las primeras noticias en el Catastro del Marqués de la Ensenada, ya en el año 1752, pero sí se hace mención a las fuentes y al riego:y hay en el lugar de Cástaras, seis fuentes de agua de las cuales de ordinario tienen agua y están a la redonda, las cuales fuentes eran común en el aprovechamiento. Y en el lugar de Nieles hay dos fuentes una dentro, en el lugar, y otra cerca , de las cuales de ordinario tiren agua e demás de las dichas fuentes hay otros manantiales que de ellas proceden las cuales son comunes en el aprovechamiento de ellas.  Continúa describiendo escuetamente el riego: “Con las dichas fuentes que han declarado recogían en sus albercas el  agua e de allí los vecinos por su orden regaban sus heredades por sus horas que cada uno tenía. Y que no saben declarar otra cosa que sirva en orden del riego, más de lo que han declarado”. En la descripción  no se citan molinos de harina de forma expresa, y tan solo en la descripción de un huerto adjudicado en Cástaras a  Angelo Napolitano, se hace referencia a un molinillo “Dasele a la morada de Angelo Napolitano un guerto por vaxo del guerto de Bartolome de Blanca y comienza desde la pared del Molinillo y alinda con el arroio y con una pared de piedras". 

 

  
             Relación de pobladores contenida en el Libro de Apeo de Cástaras y Nieles

El Libro de Apeo describe también las iglesias de Cástaras y Nieles dando una información muy precisa del estado y ubicación de nuestras iglesias. Dice así: “hay en el dicho lugar de Cástaras una iglesia fuerte con su torre que está en el barrio de medio, dicha iglesia está quemada en alberca (En alberca”: Dicho de un edificio: que por no estar terminado o por haberse caído, solo tiene las paredes y carece de techo. Diccionario de la Real  Academia de la Lengua Española) que quemaron los moriscos al tiempo del levantamiento, la torre está sana”. La descripción es muy precisa, se ubica la iglesia en el Barrio Medio, de la cual no queda resto alguno.  Pero además de la iglesia, en esta época aún se encontraba en pie la mezquita, así se cita: “diosele mas otra casilla chica que esta frontero de la morada que alinda con la Mezquita que los Moriscos hicieron y con calle publica esta morada se dio al susodicho”.  La mezquita se sitúa  en un punto cercano al camino de Granada y al camino de Nieles, existentes en aquél tiempo.

Respecto a Nieles el Libro de Apeo dice: “en el lugar de Nieles hay otra iglesia la cual está sana aunque está muy maltratada, en las cuales iglesias se celebraba el culto antes del levantamiento”. Aunque el LAR dice que está sana, cinco años después, en 1579, el visitador de las iglesias de la Alpujarra escribió: “a 23 de días del mes de enero de 1579 años llegamos al lugar de Nieles, donde estaba la iglesia quemada y todo maltratado”, al igual que la de Cástaras, la iglesia de Nieles estaba quemada;  evidentemente, la escasas familias que habían repoblado Nieles y Cástaras, no habían tenido tiempo ni recursos para reparar las iglesias cinco años después de su llegada. La iglesia de Nieles no tenía torre ninguna, e incluso en el año 1752 aparece dibujada aún sin la torre , solamente tenía un pequeña espadaña en el centro de la nave.

                                                   

 

            El Catastro del Marqués de La Ensenada de 1752